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martes, noviembre 15, 2005

Biblioteca Virtual de Educacion Musical

Esta es la Página de la biblioteca virtual de EducacionMusical

Pertenece a Andrea Giraldez, es de Madrid

Tiene un montón de documentación sobre música, musicología y temas relacionados.

Por ejemplo yo he encontrado buenos datos sobre el origen de la música gallega.
La dirección es: http://80.34.38.142/bivem/

viernes, octubre 14, 2005

Link

Este link se puede visitar: http://www.agruparte.com/


viernes, septiembre 23, 2005

Libro Recomendado

Acústica y Psicoacústica de la Música
Juan G. roederer
Editorial Ricordi - Buenos Aires Argentina
ISBN 950-22-0444-1

Este libro trata de los sistemas físicos y procesos neurpsicológico que intervienen en lo que llamamos música.
Combina una discución de la acústica musical tradicional con una presentación de los más recientes descubrimientos en posicoacústica y función cerebral.

lunes, septiembre 20, 2004

La música, el cerebro y Ravel

La música, el cerebro y Ravel
Por Justine Sergeant

http://www.elementos.buap.mx/num35/htm/La_music.html
Revista Elementos (revista trimestral)
Elementos No. 35, Vol. 6, Julio-Septiembre 1999
De todas las funciones cognitivas humanas, pocas parecen tan herméticas a la investigación científica como las facultades musicales. La comprensión de los procesos cognitivos inherentes a las funciones musicales receptivas y expresivas, y la identificación de sus fundamentos neurobiológicos, se enfrentan a dificultades a las que no se expone el estudio de otros aspectos de la cognición. Escuchar música es una experiencia personal y difícilmente comunicable que resulta de una reacción subjetiva al mensaje de un compositor que se expresa a sí mismo y a sus emociones a través del medio musical.
Esta reacción individual está determinada por factores como el interés, la educación, el aprendizaje, la cultura y la personalidad; todos ellos contribuyen de maneras intrincadas y únicas a la experiencia musical particular, de forma que una pieza musical que evoca sentimientos y emociones en ciertas personas, puede dejar a otras totalmente indiferentes. A pesar de su universalidad entre las culturas, la música no es una necesidad biológica y, en contraste con el lenguaje verbal, entre los humanos existen grandes variaciones en la sensibilidad y la habilidad para la música.1-3 La expresión musical, por otra parte, es una tentativa artística restringida a una minoría de individuos que han adquirido técnicas instrumentales por medio de las cuales comunican las intenciones de un compositor o que, cuando improvisan, se expresan a sí mismos. Expresar música, y producirla, son por tanto actividades humanas que no se prestan fácilmente a la interrogación experimental científica la cual, usualmente, requiere una respuesta manifiesta que pueda ser cuantificada y depende, para la generalización, de la homogeneidad de grupo.

Comprender la organización funcional de las estructuras cerebrales subyacentes a las funciones musicales es un objetivo legítimo de la investigación científica, especialmente debido a que la música es, como ninguna otra cosa, algo que sólo el cerebro puede llevar a cabo. La música es un sistema de comunicación, como el lenguaje verbal, pero es gobernada por sus propias reglas, sintaxis y principios que son diferentes a los de otros sistemas de comunicación. Uno usa el lenguaje verbal para hacer referencia a entidades y para comunicar significados; uno comprende palabras u oraciones, no patrones particulares de sonido. La música, en cambio, no es sino sonido organizado y gobernado por reglas de armonía y contrapunto, y los sonidos son autosuficientes y no referenciales.4,5 Las funciones musicales requieren de procesos mentales únicos que dependen de estructuras cerebrales específicamente dotadas de la habilidad para implementar estas operaciones dedicadas en exclusiva al dominio musical.

La investigación en pacientes con daño cerebral ha mostrado que la pérdida de funciones verbales (afasia) no se acompaña necesariamente de una pérdida de las funciones musicales (amusia).6-9 La existencia de afasia sin amusia,10,11 y de amusia sin afasia,12 indica una doble disociación que sugiere la autonomía de los procesos mentales inherentes a los sistemas de comunicación verbal y musical, así como la independencia estructural de sus substratos neurobiológicos. Como ha sido señalado por Benton,13 "hay evidencia incontrovertible de que dos esferas de la actividad, la música y el lenguaje, son mediadas por sistemas neuroconductuales distintos". Diversos daños en las funciones verbal y musical pueden ocurrir conjuntamente,5,8 lo cual podría sugerir que las dos funciones comparten al menos algunas de sus operaciones, o que sus substratos anatómicos son diferentes pero contiguos, y pueden ser destruidos simultáneamente por una lesión lo suficientemente grande como para abarcar los territorios de varias funciones neurales. Sin embargo, el estudio de pacientes con daño cerebral no ha tenido como resultado una comprensión adecuada de las relaciones entre la música y el cerebro. Ello se debe parcialmente a las grandes variaciones entre los sujetos y sus habilidades musicales, a la escasez de músicos que padezcan daño cerebral, a la carencia de modelos teóricos de la realización musical necesarios para guiar el estudio de las funciones musicales, y a la tendencia a modelar las funciones musicales sobre la base de las funciones del lenguaje, a pesar de sus cruciales diferencias. Consecuentemente, poco se sabe acerca de tales relaciones y, como Brust 14 señaló, "la presencia o ausencia de afasia, o el daño a cualquiera de los hemisferios, no sirven para pronosticar la presencia de amusia, su tipo y severidad, incluyendo la alexia o la agrafia musicales".

La música también constituye una actividad que requiere operaciones mentales multimodales. La práctica de la música involucra a la modalidad visual para la lectura de las notaciones musicales; a la modalidad auditiva para oír y apreciar melodías, ritmos, armonías y timbres, cuya combinación define a una pieza musical; a la modalidad motora para la ejecución musical, la cual requiere de la coordinación de muchos músculos; y a los procesos cognitivos y emocionales comprometidos en la interpretación y la apreciación de la música. En este sentido, el estudio neurocognitivo de las funciones musicales va más allá de la comprensión de las relaciones música-cerebro y nos brinda la oportunidad de examinar los mecanismos y develar los principios por medio de los cuales el cerebro organiza sus recursos cuando tiene que coordinar una gran variedad de operaciones mentales.

Entre las aproximaciones experimentales empeñadas en la persecución de estos objetivos, una se basa en técnicas de imagenología cerebral para el examen de la neuroanatomía de una función determinada en sujetos normales seleccionados por sus destrezas musicales específicas. Es necesario hacer notar que el estudio de las relaciones música-cerebro debe ser orientado hacia individuos musicalmente letrados, de la misma manera en que el núcleo de la investigación sobre el lenguaje está basado en el estudio de individuos lingüísticamente letrados. Hay más homogeneidad entre individuos letrados que entre iletrados en su conocimiento y en el dominio de las habilidades bajo consideración, y uno puede lograr una comprensión más completa de la naturaleza, estructura y organización de una función dada estudiando a aquellos que destacan en ella. En efecto, en una revisión reciente de la investigación neurofisiológica sobre las funciones musicales de la población adulta en general, Gordon15 apuntó que la única consistencia entre los diversos estudios ¡es su inconsistencia!


Bases neurofisiológicas de la ejecución a primera vista

El término ejecución a primera vista* puede ser definido como la acción de descifrar una partitura musical desconocida y ejecutarla en un instrumento. Es una tarea extremadamente compleja que incluye un número considerable de operaciones. Es difícil pensar en cualquier otra actividad humana que requiera la implementación de tantos procesos para su realización inmediata.16 Los procesos perceptivos involucrados en la ejecución a primera vista, en contraste con los necesarios para la lectura visual, dependen en buena medida de la información espacial. Los pianistas no leen las notas en términos de su posición absoluta en el pentagrama, sino de su posición relativa con respecto a otras notas. Por lo tanto, la información característica, distintiva, que constituye la base para la lectura de palabras, es relativamente menos importante que la información espacial para la lectura de notaciones musicales.17


Otro aspecto importante de la ejecución a primera vista es la traducción de la descripción estructural visual de una partitura, a una representación conveniente para su ejecución motora, y de allí, a un programa que especifique el patrón, la colocación y el tiempo de los movimientos de los dedos sobre un instrumento particular.18


Un estudio reciente ha examinado las áreas de la corteza que se activan durante estas operaciones.19 Existen tres focos principales de activación asociados específicamente con la condición de ejecución a primera vista. Ninguna de estas áreas corticales fue activada durante la ejecución de una escala ni durante la lectura de una partitura, esto es, cuando las operaciones que componen la ejecución a primera vista fueron efectuadas por separado. Ello indica que la activación cerebral observada durante la ejecución a primera vista refleja las operaciones por medio de las cuales las representaciones musicales son transformadas de una modalidad a otra. La activación comprometió regiones corticales que se conocen clásicamente con el nombre de áreas de asociación, a saber: la circunvolución supramarginal, involucrada en el levantamiento de mapas de las representaciones auditivas y visuales;14, 16, 20 la parte posterior del lóbulo parietal superior, la cual media las transformaciones sensoriomotoras21 de representaciones visuoespaciales a información relevante para el patrón y colocación de los dedos sobre el teclado; y la corteza prefrontal (desde la circunvolución frontal inferior hasta el área suplementaria), involucrada en la organización de la secuencia y el tiempo de los movimientos necesarios de los dedos para ejecutar la partitura a primera vista.


Compositores con daño cerebral

Otra manera de enfocar las relaciones entre la música y el cerebro consiste en estudiar a los músicos que han sufrido daño cerebral, intentando descubrir las correlaciones entre la localización cerebral del daño y las funciones conservadas y dañadas en los dominios musical y no musical. Durante este siglo, algunos eminentes compositores han sufrido lesiones cerebrales cuyos síntomas variaron considerablemente de uno a otro.
El compositor ruso, y director del Conservatorio de Moscú, V.I. Shebalin22 (1902-1963) sufrió dos ataques de apoplejía (1953 y 1959) en el lóbulo temporal izquierdo, el segundo de los cuales tuvo como resultado una severa afasia de Wernicke; según su colega Shostakovitch, Shebalin siguió componiendo sin ninguna pérdida de sus habilidades musicales.
El organista y compositor francés Jean Langlais23 (1907-1991) tuvo afasia, alexia y agrafia luego de una hemorragia cerebral en la región temporo-parietal izquierda, a pesar de lo cual siguió componiendo e improvisando sin perder su habilidad para leer partituras.
El compositor británico Benjamin Britten24 (1913-1976) sufrió una embolia cerebral que no ejerció influencia directa sobre su destreza musical.
El compositor norteamericano George Gershwin25 (1898-1937) fue víctima de un glioblastoma en el lóbulo temporal derecho, pero el curso de su enfermedad fue tan breve que no hubo signos obvios de disfunción cerebral sino hasta pocos días antes de su muerte.
En ninguno de estos compositores el daño cerebral afectó significativamente sus habilidades musicales, y el patrón de disociación observado en Shebalin y Langlais sugiere que aquellas estructuras cerebrales cuya destrucción produjo afasia o alexia, no son indispensables para los procesos involucrados en la composición musical y en la lectura de partituras.20
La enfermedad de maurice ravel

El más dramático caso de un músico víctima de daño cerebral es ciertamente el del compositor francés Maurice Ravel (1875-1937), quien pasó los últimos cuatro años de su vida en un estado de absoluta incapacidad para componer, aunque no perdió la habilidad de escuchar y apreciar piezas musicales. Algunas características de la enfermedad de Ravel contienen importante información referente a la organización de las funciones musicales en las estructuras cerebrales, y sus relaciones con las funciones verbales.

Los primeros síntomas de disfunción neurológica en Ravel fueron de tipo agráfico y aparecieron en el año 1933. Uno de sus discípulos y amigos26,27 advirtió ciertos errores en la partitura de una pieza que Ravel estaba componiendo (Don Quijote y Dulcinea). Cuando se los señaló, el compositor no se dio cuenta de ellos. Cartas escritas por Ravel en esa época muestran también errores en la escritura que no se observan en cartas anteriores.28 Esto sugiere que, en ese tiempo, Ravel era dueño todavía de sus habilidades para componer música, pero experimentaba ya trastornos agráficos. Tales trastornos empeoraron pronto y, a finales de 1933, ya no era capaz de escribir ni leer su propio nombre. 29 También se hicieron aparentes signos de afasia de Wernicke,30,31 pero éstos permanecieron leves hasta su muerte, de forma que el compositor podía expresarse con claridad y entender lo que se le decía, aunque tenía dificultad para encontrar nombres propios.

Es difícil determinar cuándo Ravel se dio cuenta de un déficit relacionado directamente con su destreza musical. A pesar de algunos intentos, no volvió a componer después de abril de 1933, aunque tampoco advirtió inmediatamente que había perdido su aptitud para la composición musical, como lo ilustra el hecho de que, en septiembre de ese año, concedió una entrevista en la cual describió minuciosamente una ópera que planeaba componer: Juana de Arco.29 Sin embargo, en noviembre, confiaba a uno de sus amigos: "Nunca escribiré mi Juana de Arco; esa ópera está aquí, en mi cabeza, la escucho, pero nunca la escribiré. Se acabó: ya no puedo escribir mi música".32 A pesar de que Ravel mencionaba frecuentemente esta falta de habilidad para escribir, ejecutar o cantar la música que podía generar "en su cabeza", lo cual constituyó el déficit principal de su enfermedad, ello no fue específicamente estudiado por el neurólogo Alajouanine,31 quien atendió al músico durante más de dos años. La enfermedad de Ravel tuvo características adicionales relacionadas con el dominio musical: falta de habilidad para ejecutar a primera vista, imposibilidad para interpretar de memoria sus propias composiciones (excepto, en algunas ocasiones, unos cuantos compases), incapacidad de nombrar o escribir notas musicales escuchadas. Ravel podía escribir una nota en el pentagrama si se le daba su nombre; podía también, de manera vacilante, escribir de memoria algunas de sus composiciones, aunque con errores; no tenía dificultad para tocar escalas mayores y menores en el piano, y sus habilidades perceptuales auditivas permanecieron intactas. Recordaba perfectamente sus propias composiciones y, cuando escuchaba una interpretación, podía detectar cualquier desviación de lo que él había escrito.

La enfermedad de Ravel, por tanto, consistió en un deterioro selectivo de las funciones subyacentes a la traducción de representaciones musicales de una modalidad a otra, es decir, de una representación visual a una representación motora o auditiva, o de una auditiva a una visual o motora, en tanto que ninguna de estas modalidades considerada por separado estaba dañada. Ravel no tenía un déficit motor, dado que era capaz de ejecutar escalas en el piano de la misma manera en que lo hacía antes de la aparición de su enfermedad; no tenía daño auditivo y, con base en la información obtenida de sus biografías, no tuvo tampoco agnosia espacial, topográfica, de objetos o rostros, aunque tenía dificultades para alcanzar objetos con sus manos. 33 Desde un punto de vista funcional, Ravel se convirtió en un iletrado musical y ello no se debió a la pérdida del conocimiento o de la técnica musical, sino al hecho de que ya no fue capaz de usar este conocimiento en una forma integrada que le permitiera traducir representaciones musicales de una modalidad a otra.

Ha habido mucha especulación alrededor de la etiología de la enfermedad de Ravel. Henson24 ha revisado el caso recientemente y, sobre la base de las evidencias disponibles, ha sugerido que la causa más probable de su enfermedad fue una degeneración cerebral relativamente focalizada, de la cual algunos casos similares han sido descritos hace poco,34 aunque no en músicos. Los síntomas de agrafia, alexia y afasia sugieren un compromiso selectivo del hemisferio izquierdo, en tanto que la presencia de afasia de Wernicke señala un trastorno localizado en la región posterior de dicho hemisferio, en la circunvolución temporal superior y en la región inferior del lóbulo parietal. Lo que no puede ser determinado inequívocamente es si el daño en este territorio fue también el responsable del deterioro musical de Ravel, o si los trastornos que afectaron sus habilidades musicales fueron más bien el resultado de lesiones en otras áreas del cerebro. Resultados de tomografías por emisión de positrones indican que existe muy poca sobreposición entre las regiones corticales cuyo daño produce afasia de Wernicke, alexia y agrafia, y aquellas regiones activadas durante la ejecución a primera vista para la cual Ravel estaba impedido. Consistentes con la disociación inicial de los déficits verbal y musical –disociación que define el patrón neurológico de Ravel–, estos datos anatomofuncionales señalan que las funciones verbales y musicales se alojan en estructuras cerebrales distintas, aunque contiguas.


Comentarios finales

A pesar de las dificultades inherentes a la investigación de la organización neurofuncional de las habilidades musicales, el reciente progreso de las técnicas utilizadas en las ciencias cognitivas y en la neuroimagenología abre el camino para un examen profundo de las relaciones entre la música y el cerebro. El estudio de grupos homogéneos de músicos neurológicamente intactos y de músicos con daño cerebral, revela la amplia red neural subyacente a la realización de las funciones musicales, mismas que requieren la participación de regiones cerebrales distribuidas, pero localmente especializadas. Cierto es que estos hallazgos se refieren a aspectos meramente técnicos de las funciones musicales, pero actualmente contamos con herramientas conceptuales y metodológicas que nos permitirán concentrarnos en las preguntas esenciales.


Tales preguntas han sido claramente delineadas por los psicólogos de la cognición35, 36 (¿Cuál es la naturaleza del conocimiento y de la representación musicales? ¿Cuáles son los procesos que participan en la producción y comprensión de la música? ¿Cómo y porqué estas representaciones y procesos toman parte en los efectos estéticos y emocionales de la música?), y los han llevado a diseñar investigaciones experimentales17 y simulaciones computacionales37 que deberán proporcionar importantes ideas acerca de los procesos subyacentes. Adicionalmente, aproximaciones experimentales basadas en estudios electrofisiológicos de la corteza auditiva de los primates han sido de utilidad en la investigación de la percepción musical, y han señalado la existencia de una disociación funcional y estructuralentre las operaciones acústicas, perceptuales y cognitivas que actúan sobre la información musical. 38 Un mayor grado de profundidad en los fundamentos neurobiológicos de las funciones musicales puede obtenerse del examen de pacientes dementes, algunos de los cuales presentan limitaciones selectivas de la destreza musical,39 así como del estudio de cierta clase de individuos autistas dotados de un talento musical excepcional, a pesar de tener déficits considerables en otras funciones cognitivas.40 La investigación neurocientífica acerca de las relaciones entre la música y el cerebro parece tener el potencial como para lograr un progreso significativo y, quizá, para refutar la pesimista afirmación de Henson: 41 "hay un último misterio de la experiencia musical que no es suceptible de estudio neurológico".


* Ejecutar a primera vista es una traducción más o menos libre del verbo inglés to sight-read. El equivalente en castellano sería repentizar, que significa ejecutar a la primera lectura un trozo de música [N. del T.].


REFERENCIAS
1 Meyer, L. B. (1956), Emotion and meaning in Music, University of Chicago Press.
2 Cook, D. (1959), The language of Music, Oxford University Press.
3 Martin S. (1978), Le langage Musical, Klincksieck.
4 Lerdhal, F. and Jackendorff, R. (1983), A Generative Theory of Tonal Music, MIT Press.
5 Marin, O.S.M. (1982), en The Psychology of Music (Deutsch, D., ed.), pp. 453—477, Academic Press.
6 Bouillaud, J. B. (1865), Arch. Médic. Gén. 1, 575—589
7 Clynes, M. (1982), Music, Mind and Brain: The Neuropsychology of Music, Plenum.
8 Critchley, M. and Henson, R. A., eds. (1977), Music and the Brain: Studies in the neurology of Music, Heinemann.
9 Wallin, N.L. (1991), Biomusicology, Pendragon Press.
10 Proust, A. (1866), Arch Médic. Gén. 1, 303—318.
11 Basso, A. and Capitani, E. (1985), J. Neurol. Neurosourg. Psychiatr. 48, 407—412.
12 McFarland, H. R. and Fortin, D. (1982), Arch Neurol. 39, 725—727.
13 Benton, A. R. (1977), in Music and the Brain: Studies in the Neurology of Music (Critchley, M. and Henson, R. A., eds.), pp. 378—397, Heinemann.
14 Brust, J. C. M. (1980), Brain 103, 367—392.
15 Gordon, H. in Blackwell Dictionary of Neuropsychology (Beaumont, J. G. and Sergent, J., eds.), Basil Blackwell (in press).
16 Sergent, J. in Music and the Brain (Shindler, A. ed.), The Art Institute (in press).
17 Sloboda, J.A. (1985), The Musical Mind, Oxford University Press.
18 Shaffer, L.H. (1981), Cognitive Psychol. 13, 326-376.
19 Sergent, J., Zuck, E., Terriah, S. and MacDonald, B. (1992), Science 257, 106-109.
20 Judd, T., Gardner, H. and Geschwind, N. (1983), Brain 106, 435-457.
21 Goodale, M.A. and Milner, A.D. (1992), Trends Neurosci. 15, 20-25.
22 Luria, A.R., Tsvetkova, , L.S. and Futer, D.S. (1965), J. Neurol. Sci. 2, 288-292.
23 Signoret, J. L. Van Eeckhout, P., Poncet, M. and Castaigne, P. (1987), Rev. Neurol. 143, 172—181.
24 Henson, R. A. (1988), Br. Med. J. 296, 1585—1588.
25 Carp, L. (1977), Am. J. Surg. Pathol. 3, 473—478.
26 Rosenthal, M. (1987), Monde Mus. 103, 114—118.
27 Saudinos, D. (1992), Manuel Rosenthal, une Vie, Mercure de France.
28 Ravel, M. (1989), Lettres, Écrits et Entretiens, Flammarion
29 Marnat, M. (1986), Maurice Ravel, Fayard.
30 Cytowic, R. E. (1976), Bull. Los Angeles Neurol. Soc. 41,109—114
31 Alajouanine, T. (1948), Brain 71, 229—241.
32 Nichols, R. (1988), Ravel Remembered, Norton
33 Roland-Manuel A. (1948), Ravel, Gallimard.
34 Mesulam, M-M. (1982), Ann. Neurol. 11, 592—598.
35 Sloboda, J. A. (1986), Psychol. Bel. 26, 99—119.
36 McAdams, S. (1987), Contemp. Music Rev. 2, 1—61.
37 Todd, P.M. and Loy, D. G. (1991), Music and Connectionism, MIT Press.
38 Tramo, M. J., Bharucha, J. J. and Musiek, F. E. (1990), J. Cognitive Nuerosci. 1, 195—212.
39 Beatty, W. W. et. al. (1988), Int. J. Clin. Neuropsychol. 10, 158—164.
40 Miler, L. K. (1989), Musical Savants: Exceptional Skills and Mental Retardation, Erlbaum.
41 Henson, R. A. (1977), Br. Med. J. 1, 1121—1125.
Tomado de Trends in Neurosciences (1995), 16: 168-172.

Traducción de José Emilio Salceda.

martes, septiembre 14, 2004

Efectos de la música en la respuesta de estrés de hipertensos escenciales leves

Efectos de la música en la respuesta de estrés de hipertensos escenciales leves


http://copsa.cop.es/congresoiberoa/base/clinica/cr266.htm

Autores: Sandra La Chapelle, Fernando Rísquez, Catalina de Gisbert. Francisco Fragachán y Jazmín Sambrano

Unidad de Hipertensión Arterial. Hospital Universitario de Caracas. Facultad de Medicina Universidad Central de Venezuela. Caracas.

A lo largo de la historia, la música ha sido considerada como beneficiosa por sus efectos físicos y psicológicos, destacándose actualmente la influencia de sus elementos estructurales (frecuencia, longitud de onda, timbre, melodía, armonía y ritmo) en los estados de relajación. Por ello, tomando en consideración la hiperreactividad de los hipertensos, se planteó determinar el efecto de música conceptualizada como relajante (de acuerdo a sus características estructurales), en la respuesta de estrés de pacientes hipertensos, utilizando un diseño experimental de laboratorio.

La intervención se efectuó en 150 Hipertensos esenciales estadio I previo lavado farmacológico de dos semanas, los cuales fueron asignados aleatoriamente a tres grupos para realizar la tarea estresante con música "relajante", "neutra" y sin música respectivamente. Se evaluó la respuesta de estrés que presentaban los pacientes, tomándose como indicadores la presión arterial diastólica y sistólica, la frecuencia cardíaca y el nivel de ansiedad estado.

El análisis factorial confirma diferencias en las respuestas de estrés. La reactividad fisiológica del Grupo experimental es significativamente menor, lo mismo que el estado de ansiedad. Los grupos control comparados entre sí no se diferencian en su reactividad cardiovascular, pero el nivel de ansiedad estado fue menor en el grupo con música. Se concluye que la música relajante disminuyó efectivamente la reactividad fisiológica y cognitivo emocional de los pacientes, particularmente de los hombres, no así la música neutra la cual solo actúa a nivel cognitivo. La musicoterapia puede considerarse como una alternativa eficaz dentro de los tratamientos no farmacológicos en hipertensos esenciales leves.

Palabras Clave: Hipertensión Arterial, Estrés, Musicoterapia, Psicología de la Salud

Efectos de la música ansiogénica y ansiolítica sobre la actividad eléctrica cerebral de alfa en sujetos con ansiedad patológica

Efectos de la música ansiogénica y ansiolítica sobre la actividad eléctrica cerebral de alfa en sujetos con ansiedad patológica

http://www.ingenta.com/isis/searching/Expand/ingenta?pub=infobike://fias/edp/1995/00000016/00000001/art00003

Ansiogenic and ansiolitic music effects on brain alpha electrical activity in subjects with pathological anxiety
Estudios de Psicología 1 March 1995, vol. 16, no. 1, pp. 25-46(22)
Fernández de Juan T.; Andrián Torres J.A.; Virués Alba T.


Abstract:
Este artículo examina las repercusiones en el EEG (en el nivel de actividad de alfa) de distintos fragmentos musicales, ansiogénicos y ansiolíticos, escuchados biauralmente (denominados estados B y C, respectivamente) en dos grupos: sujetos portadores de ansiedad patológica y sujetos normales. Treinta y dos sujetos (20 mujeres y 12 hombres) fueron utilizados para estudiar el comportamiento de la actividad de alfa y su relación con la disminución de la ansiedad. Distintas pruebas psicológicas (IDARE P, IDARE E y EAP) y el registro del bio-trainer, o bio-feedback, (conectado durante todo el experimento) fueron empleados para cotejar los resultados bioeléctricos obtenidos. Un novedoso software fue usado para el «mapeo» cerebral de los datos neurométricos que cuantitativamente apoyó las variaciones constatadas subjetivamente.
Los resultados mostraron que los cambios cualitativos dentro de las pruebas psicológicas utilizadas se correspondieron con las variaciones del EEG (aumento del nivel de la actividad de alfa), lo cual apoya el efecto beneficioso de las selecciones musicales escogidas. Esto subraya las posibilidades terapéuticas de la inducción musical para reducir el tratamiento psicofarmacológico (en aquellos casos en que éste fuera necesario), como una manera complementaria de afrontar los síntomas de la ansiedad patológica.
This paper discusses EEG repercussions (on the Alpha activity level) of different ansiogenic and ansiolitic musical fragments listened to bi-aurally (called B and C states, respectively) in two groups: subjects with pathological anxiety and normal subjects. Thirty-two subjects (20 women and 12 men) were used to study the behaviour of the Alpha activity and its relationship with anxiety decrease. Different psychological tests (IDARE P, IDARE E and EAP) and bio-trainer or bio-feedback recording (connected during the whole experiment) were used to compare the bio-electrical results. New software was used for the cerebral mapping of the neurometric data which quantitatively supported the variations subjectively verified.
The results showed a correspondence between the qualitative changes in the psychological tests we used and the EEG variations (increase of Alpha activity level), which supports the beneficial effect of these musical samples. This underlies the therapeutic posibilities of musical induction in reducing psycho-pharmacological treatment (in those cases in which this treatment might be necessary), as a complementary way to face pathological anxiety symptoms.

Keywords: MUSICOTERAPIA; EEG; ANSIEDAD PATOLOGICA; MUSICA ANSIOLITICA-ANSIOGENICA; ACTIVIDAD ALFA; LATERALIZACION HEMISFERICA; MUSICA Y CEREBRO; MUSIC-THERAPY; EEG; PATHOLOGICAL ANXIETY; ANSIOLITIC-ANSIOGENIC MUSIC; ALPHA ACTIVITY; HEMISPHERIC LATERALIZATION; MUSIC AND BRAIN

Document Type: Research article ISSN: 0210-9395
SICI (online): 0210-9395(19950301)16:1L.25;1-

Publisher: Fundacion Infancia y Aprendizaje

Los Efectos Curativos de la Música I

Por Ángel L. Sénquiz, M.D.
http://www.saludparati.com/musica1.htm

Beatriz, una paciente de 55 años sufría de cáncer avanzado. Padecía de un dolor severo en su hombro izquierdo superior. Vivía sola en su apartamiento en Nueva York y recibía cuidado de sostén en la casa. Se refirió a terapia musical por razones de un estado depresivo y aislamiento social. Cuando llegó la terapista dijo que ella usualmente no escuchaba música, pero que escucharía cualquier cosa que le ayudara con el dolor. Era una artista que no había podido pintar más no por el cáncer en sí sino más bien por dolor que el pintar le ocasionaba. En la evaluación que hizo la terapista se concluyó que se sentía enormemente triste y fatigada. Su habilidad mecanica estaba limitada .

La terapia comenzó con música clásica que le produjo sensaciones de que estaba creando imágenes. Una de las obras que utilizó fue la sinfonía "pastoral" de Beethoven. Más adelante trajo música de calipso. En algunas de las sesiones trajo su guitarra y tocó parala paciente. Eventualmente pudo comenzar a pintar cuadros. Llegaba, incluso, a olvidar el dolor durante los periodos de música. Al irse la terapista dejaba los cassettes y otros materiales para ella escuchar. La músicoterarapia se convirtió en una vía de expresión para ella. Comentó que le ayudaba mucho tener música especial cuando sufría dolores intensos, y podía manejar mejor el dolor. Poco antes de morir pudo tomar un paseo en automóvil con un amigo y escuchar en un "walkman" mientras miraba el paisaje.

Este uso de la música puede parecer sorprendente. Sin embargo sabemos que desde los tiempos de la antigua Grecia numerosos filósofos, historiadores y científicos han escrito sobre la música como agente terapéutico. Hace más de 2,500 años que el filósofo griego Pitágoras recomendó el cantar y el tocar un instrumento musical cada día para eliminar del organismo el miedo, las preocupaciones y la ira. No obstante, fue en el siglo 18 que comienzan a aparecer informes anecdóticos en la literatura profesional. En el siglo 19 comienzan a aparecer informes de experimentos controlados.

La terapia musical o musicoterapia moderna tiene su origen en Inglaterra. El más antiguo texto sobre música y medicina fue escrito por un médico llamado Richard Browne y publicado en 1729. Esta obra titulada Medicina Musica, que aplicaba a la musicoterapia los principios científicos recientemente elaborados por el matemático y filósofo Rene Descartes, tuvo gran impacto en la práctica de la terapia musical en los Estados Unidos.

Efectos Fisiológicos de la Música
Hoy sabemos que la música tiene una serie de efectos fisiológicos. La música influye sobre el ritmo respiratorio, la presión arterial, las contracciones estomacales y los niveles hormonales. Los ritmos cardiacos se aceleran o se vuelven más lentos de forma tal que se sincronizan con los ritmos musicales. También se sabe que la música puede alterar los ritmos eléctricos de nuestro cerebro.

Si uno cierra los ojos por un minuto y escucha al mundo en derredor escucha bocinas, martillos, gotas de lluvia, niños riendo, una orquesta sinfónica, etc. La terapia musical sostiene que lo que uno escucha puede afectar la salud positiva o negativamente. El sonido puede ser un gran sanador.

Los terapistas musicales utilizan el sonido para ayudar con una amplia variedad de problemas médicos, que van desde la enfermedad de Alzheimer hasta el dolor de muelas. Los doctores en medicina conocen acerca del poder del sonido. Los investigadores han producido evidencia de la habilidad de la música para disminuir el dolor, mejorar la memoria y reducir el estrés.

Dos Explicaciones
Hay dos interpretaciones alternas de la terapia musical. Ambas pueden ser correctas. La primera sostiene que la música tiene algún efecto positivo sobre nuestro sistema nervioso. Esta interpretación se origina en un estudio en la Universidad de California, que demostró que los niños que se exponen a la música de Mozart antes de una prueba de inteligencia demuestran un mejoramiento en la puntuación al ser comparados con un grupo control. Los investigadores concluyeron que la música de Mozart, que es básicamente una serie de variaciones complejos y brillantes sobre temas sencillos, activa unas vías neurológicas que resultan en un mejoramiento en la capacidad intelectual demostrada en una prueba. Aunque este efecto es pasajero algunos investigadores lo interpretan en el sentido de que cierto tipo de música logra unos cambios favorables en el cerebro de las personas que la escuchan. Hay investigadores que sospechan que la música, cuando se introduce a edades sumamente tempranas, puede tener efectos favorables permanentes sobre el sistema nervioso.

La otra posibilidad es que la música actúe meramente como una distracción. Se sabe que la distracción puede tener efectos favorables sobre la percepción del dolor. El dolor se agrava mientras más pensamos en el mismo, por lo que cualquier cosa que desvíe nuestra atención puede hacer que nuestra sensación de dolor disminuya. Ciertamente la música puede actuar distrayéndonos y apartando nuestra atención de eventos desagradables. Sin embargo, según muchos estudiosos del tema esto no es todo. Aparentemente también tiene la capacidad de evocar sentimientos y estados de ánimo que pueden ser de gran ayuda para controlar no sólo el dolor sino el temor y la ansiedad que le acompañan y que exacerban la percepción del mismo. Esta noción parece simplista. La idea de que las terapias de distracción tienen un efecto en aliviar el dolor y que también impedirían el pensamiento acerca de cualquier cosa no es completamente cierta. Muchas personas trabajan y estudian mejor con un trasfondo musical. La música, usada de la forma correcta parecer tener un efecto que no es meramente el efecto del ruido. Probablemente hay una explicación neurológica a los efectos de la música. Puede que no sea un lenguaje universal, pero ciertamente es un modificador universal de los estado de ánimo. Desde el momento en que la civilización desarrolló alguna forma de idioma musical la ha utilizado como un método para tranquilizar. El uso de sonidos suavizantes parece ser tan necesario a nuestro organismo como cualquier vitamina.

¿Cuál es la Mejor Música?
Según E. Thayer Gaston, ex-director del departamento de terapia musical de la Universidad de Kansas, la mejor música para propósitos terapéuticos es la que provee variaciones sobre un tema familiar ya que estamos hechos para reaccionar a los estímulos noveles siempre y cuando estos no sean demasiados. Una pieza musical que sea totalmente novedosa puede tener como resultado el que la persona que la escucha pierda la atención. Igual sucede si por el contrario la música es demasiado familiar.

Muchas veces, estando enfermos o cuando pasamos por estados anímicos difíciles encontramos que no respondemos como quisiéramos a la música que siempre nos ha gustado. Y es que los cambios que la enfermedad causa en nuestro organismo nos hacen responder de modo distinto a la música. Un ejemplo relacionado es el de una persona que se siente deprimida. La mayoría pensaría que lo que esta necesita es música alegre y animada. Sin embargo probablemente esta música esté tan alejada de sus sentimientos presentes que en lugar de levantarle el ánimo lo que haga es ponerlo de mal humor o antagonizarlo. En estos casos lo más recomendable es empezar por escuchar música que refleje un estado de ánimo similar al que la persona está sintiendo. Esta música resonará con esa persona y hará contacto con la misma de un modo que la otra no puede y, paradójicamente, lo ayudará a salir de su depresión. Luego, a medida que su estado de ánimo cambie, podrá ir escuchando otro tipo de música más alegre.

Música para Diversos Males
Varios estudios han demostrado que la música tiene la capacidad de reducir la ansiedad y la sensación de dolor. En un estudio con 38 pacientes que llegaron a una sala de emergencia presentando heridas que requerían de sutura. Se dividió a estos en dos grupos. Uno de los grupos escuchó música mientras era sometido a los procedimientos quirúrgicos. Se encontró que los pacientes de este grupo informaron sentir menos dolor durante la intervención quirúrgica que el grupo que no escuchó música.

Recientemente se ha estado empleando la músicoterapia como un medio de aliviar la ansiedad de pacientes que han de ser sometidos a algún procedimiento quirúrgico. Se ha encontrado que los pacientes que escuchan música antes, durante y después de su cirugía sienten menos dolor y ansiedad, requieren menos medicamentos y se recuperan con mayor rapidez. La música aparentemente funciona bloqueando los sonidos típicos de una sala de operaciones que provocan ansiedad en los pacientes. En un estudio reciente se encontró que por medio de la música en la sala de operaciones se logró una reducción de un 50% en la cantidad de sedantes requeridos. En otro estudio se estimó que la música es tan efectiva como 2.5 miligramos de Valium.

La música es también utilizada terapeúticamente en los pacientes del mal de Alzheimer. Se ha encontrado que estos pacientes se benefician tanto al escuchar como al hacer música. Los beneficios de la musicoterapia para estos pacientes son varios. Puede mejorar sus estados de ánimo y reducir la necesidad de medicamentos. También puede estimular partes del cerebro ayudando a evitar o retardar el deterioro de las mismas.

En un estudio llevado a cabo en China con 76 pacientes esquizofrénicos se encontró que luego de un mes de de terapia musical los pacientes mostraban menos síntomas. Mejoraron en su capacidad comunicativa y mostraron mayor interés en actividades externas.

La musicoterapia puede ayudar a las personas que padecen de estados depresivos. En un estudio llevado a cabo con 30 ancianos que padecían de este desorden se examinaron los efectos de la terapia musical sobre sus estados anímicos. Se encontró que los pacientes que se sometieron a la terapia que consistía en sesiones semanales llevadas a cabo en su propia casa, obtuvieron mejores puntajes en pruebas estandarizadas de depresión. Por otra parte, estos pacientes también informaron sentir menos tensión nerviosa, un mejor estado de ánimo y una mayor autoestima que los que no recibieron la terapia musical.

La músicoterapia no sólo es útil en caso de enfermedades. Por ejemplo, también se ha usado como parte de la preparación de las embarazadas. En estos casos produce una actitud mental positiva, ayudando a la relajación; requiriéndose así menos medicamentos.

De este modo, la música se ha convertido no solamente en fuente de placer sino también en fuente inagotable de salud y bienestar.


martes, junio 08, 2004

A vos que te pasa con la música ?

Querés contarme que te pasa a vos con la música ?
Por ejemplo, que sentis, en el cuerpo, en la cabez, te movés.
Hay alguna relación entre la música y tus estados de ánimo ?
Bueno, ahi vamos, que vaya todo bien.

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